Pienso en abril,
en la sencilla
contradicción:
brilla la lluvia con el sol
en un pacto, un instante
o un tiempo más...

Pienso después
cada palabra
para decir:
dónde quedaste, en qué vagón,
unos meses atrás?
adonde estás?...

Puedo tocar
el aire donde estuvo el dios
benévolo
de tu cuerpo.
Y repasar
los párrafos sin terminar,
crepúsculos
que nunca se van.

Pienso quemar
todos los vientos,
puedo fundir
en una carta, una canción,
los pedazos de un año,
O un tiempo más...
Hasta entonces
dame paz, dame muerte
o la vida
o un tiempo más…

Puedo tocar
el aire donde estuvo el dios
benévolo
de tu cuerpo.
Y repasar
los párrafos sin terminar,
crepúsculos
que nunca se van.

Pienso quemar
todos los vientos,
puedo fundir
en una carta, una canción,
los pedazos de un año,
O un tiempo más...
Hasta entonces
dame paz, dame muerte
o la vida
o un tiempo más…

Dejar que las cosas fluyan, que tomen su camino natural, uno lo traza, planteando sueños, ilusiones, metas, trabajando, creando. Pero no solamente es eso, es tener paciencia, perseverancia, creérsela y sobre todo esperar.

Viene esa impaciencia, que carcome el alma muchas veces, porque es parte de la naturaleza del ser humano quererlo todo ya, no saber esperar por ello.

Hay personas que esperan toda la vida por algo, creyendo que va a suceder mágicamente, simplemente deseándolo lo suficiente, pero no es así, se debe luchar por lo que se cree y se quiere. Trabajar ayuda a que los sueños se cumplan más rápido, o al menos que la espera sea menos pesada.

Soy impaciente muchas veces, lo sé, pero el trabajar duro ha hecho que el tiempo pase más rápido y que las cosas lleguen. Para otras simplemente no se puede hacer más que dejarlas en manos de Dios y darle Tiempo al tiempo:

¿De qué te sirvió? Nada aprendiste, seguís cometiendo los mismos errores, repitiendo la historia una y otra vez. Te convertiste en alguien tan predecible, es fácil conocerte, saber quién sos, lo vacía que estás. No has cambiado nada, te seguís agobiando por las mismas cosas, te sigues dejar derrotar fácilmente, no ver más allá del cuadro que te rodea y no te deja ver las cosas maravillosas, solo lo que duele, lo que te pone triste. No avanzás, no le encontrás sentido a tu vida, perdiste aquella luz que te hacía tan especial, el encontrar felicidad en esas pequeñas cosas de la vida, no crecés. Esa es nuestra principal diferencia, yo cambié, vos no…

Entre tu felicidad y mi recuerdo
hubo promesas y silencios
reina en tu pieza de muñecas
noches de manos y de sueños.

15 de Marzo queda lejos
dos anillos de 40 pesos
mi importante amiga yo te pienso
es grave mi asunto con tu beso.

Mi amiga triste
nos faltó ese puente
por dónde cruzar
cuando todo duele.

Mi amiga bella
se apagó la estrella
se fue la rayuela
te fuiste con ella.

Ahora somos tres en el espejo
mi amiga, yo y ese amor tan fresco
no quiero tentar a los deseos
me hamaco entre tu cara y
nuestro beso.

Mi amiga triste
nos faltó ese puente
por dónde cruzar
cuando todo duele.

Mi amiga bella
se apagó la estrella
se fue la rayuela
te fuiste con ella.

Mi amiga triste
nos faltó ese puente
por dónde cruzar
cuando todo duele.

Mi amiga bella
se apagó la estrella
se fue la rayuela
Nos fuimos con ella.

Si me dieran un cinco por cada vez que he dicho, la próxima vez diré NO, pues sería millonario. Pero ¿Por qué es que no decimos NO? Porque es muy feo decir NO, porque esa persona nos había hecho un favor, porque alguien más me comprometió (esa es de las más comunes para mí), porque la otra persona se enoja, entre muchas razones.

Las razones para no querer hacerlo pueden variar, desde limitaciones de ubicación, falta de dinero, pereza, falta de voluntad, porque sea difícil, poco tiempo o simplemente porque no le pega la gana a uno hacerlo.

Hay casos contrarios, donde lo que más quisiera uno es poder decir sí, pero simplemente no se puede, en estos casos usualmente es peor si la persona a la que hay que decirle no es alguien que uno estima, inclúyase en esta lista amigos, familiares (la mayoría) y alguno que otro conocido.
El problema mayor es cuando no poder decir no influye directamente en las actividades diarias. Ejemplo (Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia):

Lunes 8 am, San José, Costa Rica. El sujeto A (llámese Ricardo) se ha levantado temprano para terminar un trabajo que debe entregar antes de media noche, a mitad de la mañana recibe un sms (mensaje de texto) recordándole de una hipotética clase que debía dar en la tarde, naturalmente un sujeto B había arreglado esa reunión por él. Otras situaciones hacen que el sujeto A continué atrasándose, sumado a las clases que debía dar, perdió la mayoría de su día, lo cual hizo que terminara su trabajo casi a las 11 pm, la hora no es el problema, es una hora bastante temprana para el sujeto A, radica en que el resto de la semana pasó exhausto y su rendimiento por ende bajó.

Esas son las situaciones donde desearía aprender a poder decir no, a veces siento que sería mejor “decepcionar” a alguien que tenga que verme hacer caras todo el rato mientras cumplo la misión asignada. Son pocas veces las que de veras deseo decir no, pero casi siempre que quiero hacerlo es cuando al final termino pagando los platos rotos por no poder hacerlo.

Finalmente, youtubeando un día (sí, youtubear es un verbo) busqué un video que me hacía mucha gracia porque planteaba como decir NO sin asco, y con todos los clichés posibles, se los dejo:

Por muchísimo tiempo fue nada más la ahijada de mi papá. No recuerdo la fecha exacta, pero por allá del 2000 ella llegó a ser parte de mi lista del Messenger, cuando estaba en Alemania, posiblemente mi papá me pasó su mail. No recuerdo mucho de las conversaciones que teníamos en aquellos tiempos, seguro pensaba que yo era un bañazo por ser un carajillo todavía. Hablábamos, con el tiempo ella regresó y seguimos hablando solo por internet, después varios años después ella iba para Chicago, a emprender nuevas cosas. Faltando una semana para irse me puso en hi5 (sí, en ese tiempo se usaba todavía) “Me voy en una semana, ¿Cuándo nos vemos?”.

Nos vimos en el mall, comimos, fuimos al brete de mi papá, ella se fue un tiempo para allá, pero después de esos tiempos vinieron los mejores. Cuando estuvo afuera hablábamos muy a menudo, casi todos los días. Simplemente con el tiempo pasó de ser la “ahijada de mi papá” para ser mi amiga. Siempre me ha dado el ejemplo de bretear como loca para lo que ella quiere, de sobrellevar las situaciones más adversas, muchas veces no ha sido fácil, pero siempre ha enfrentado todo con valor y con una buena actitud. No es conformista, siempre busca más, piensa en los demás, nunca ha dejado de soñar.

Pero más que eso, está siempre para mí. Incondicional, me aguanta mis chichas, me da consejos, me baja a la tierra cuando tiene que hacerlo, es de las pocas personas con las que hablo todos los días, lo más curioso es que el que tengamos un poco de diferencia de edad nunca ha hecho que nuestra amistad sea diferente de la que puedo tener con cualquier otra persona, ni que la considere una de las mejores amigas que me ha dado la vida, una amiga que nunca esperé. Hoy hace 29 años vino al mundo, para iluminar la vida de muchísimas personas, incluida la mía. Todos los días le agradezco a Dios de que ponga a personas así en mi camino. Sé que todo lo que venga para ella será maravilloso, ya que ella me ha demostrado que aunque todo sea oscuro a veces, todo mejora, si se tiene buena disposición y ganas de ser mejor. Espero que Dios nos dé muchos más años de amistad.

¡Feliz cumpleaños Ale, te quiero!